jueves, 24 de enero de 2013

Manifiesto

Hoy es el día de San Francisco de Sales, patrono de escritores y periodistas. Todos los que escribimos sabemos lo difícil que es en ocasiones poder hacerlo, siendo uno mismo, pero sobre todo poder hacerlo en libertad.

La libertad es lo más sagrado que puede tener alguien que escribe, porque puede contar su verdad y no la que le quieren imponer. Sabemos que en todos los sitios esto no puede ser posible bien sea por miedo, inseguridad ante lo que pueda pasar, represalias, o más cosas.

Afortunadamente, para los que estamos en España, de momento podemos seguir diciendo que podemos escribir en libertad, siempre respetando la información y los sucesos, pero nunca faltando a la verdad. Sabemos que la verdad no es absoluta y puede tener distintos puntos de vista, pero todas con puntos en común y que permiten hacer vivir a todos los lectores lo que ha sucedido en un momento y en un lugar determinado, lo que se llama informar, o como me gusta a mi llamarlo, el arte de contar cosas.

Está claro que cuando haces esto, bien sea por profesión o por hobby, puedes recibir muchas críticas de personas que se han tomado su tiempo para leer lo que has escrito. Los lectores son sagrados y nunca los puedes tomar por tontos, pero con el tiempo te acaban conociendo. Ante esto, me quedo con una frase que un día pronunció en una ponencia el publicista Risto Mejide: "Si cuando cuentas una cosa y nadie te dice nada es que puede que no esté del todo correcto, en cambio si recibes críticas, probablemente hayas dicho la verdad".

Quiero volver a recalcar la palabra libertad, esa que tiene que estar por encima de intereses personales o empresariales y de egos de dictadores de todos los tipos, que aunque no lleven el destino de un país, siguen existiendo, pero hay que evitarlo sobre todo para ganarse un factor importante llamado credibilidad, y me quedo con esta frase que leí hoy, pero ahora mismo no me acuerdo en donde: "La credibilidad sube por las escaleras poco a poco, pero baja rápidamente en ascensor".

Yo nunca he ido a la Universidad, pero tengo algo que se llaman unos valores y una educación que afortunadamente me han podido proporcionar y gracias a ello puedo contar cosas para que todo el que quiera pueda leerlos. Desde aquí gracias por leerme y por tomaros vuestro sagrado tiempo en prestarle atención a mis líneas. Este ha sido mi manifiesto y solo contaré las cosas siempre bajo estas premisas.